Las 4 varas de aproximadamente 1.50 mts., de altura colocada en los extremos de la mesa, son el ciclo de vida: infancia, juventud, madurez y ancianidad y también los 4 años de sepultura del cadáver antes del reposo final, según la teología prehispánica.
El arco en la parte frontal superior del altar es la puerta de entrada al mundo de Mictlantecutli. Las varas se forran con palmilla y con flor de cempasúchil y mano de león. Las velas clavadas en el tallo de una mata de plátano, colocada en el suelo, son para iluminar el camino del difunto en el retorno al hogar. Las 12 estrellas o “soles” de palmilla tejida colocados a lo largo del arco frontal representan los 12 meses del año que el difunto tardará en volver.
El incienso que despide el copal al arder, sirve para perfumar y purificar las almas de los difuntos; Es común, colocar la foto del difunto; representarlo como era, acompañado de sus más preciados artículos de uso personal. Propiamente, la ofrenda es variada y abundante: desde un vaso de agua, tabaco, golosinas, pan, tablillas y tazas de chocolate, conservas, tamales, pepitorias, naranjas, guayabas, tejocotes, mandarinas, plátanos, camotes, dulces, etc.
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