sábado, 3 de noviembre de 2018

Origen de Todos Santos


En los 80`s la comunidad católica era muy grande y no estaba tan dividida, pero como el cristianismo protestante ha crecido y ganando adeptos, esta tradición se ha ido difuminando.

La celebración nació en la iglesia católica antes del año 400 para rendirle homenaje a los mártires de la iglesia en sus inicios y principalmente a Juan Bautista, pero bajo el nombre de Todos Santos, cuando los europeos la trajeron a el Nuevo Mundo surgió la mezcla de culturas.

En el siglo XVI, tras la Conquista, se introduce a México el miedo a la muerte y al infierno con la divulgación del cristianismo, por lo que en esta época se observa una mezcla de creencias del Viejo y el Nuevo Mundo.

La estipulación de la festividad religiosa del Día de Todos los Santos se conjuga con el Día de Muertos. En tiempos de la Conquista de México se intentó convertir al catolicismo a los pobladores de Mesoamérica. La tradición "se resistió a morir" y poco a poco se le fueron incluyendo elementos de las culturas europeas.

Tanto como altares, al igual que las ofrendas son nuestra muestra de cariño hacia los muertos mejor conocidos como seres del más allá.

La construcción y representación del altar de muertos varía según la idiosincrasia y los elementos disponibles en una determinada región, así como de la cosmovisión de las diferentes culturas y etnias.

Creencias sobre la muerte en el México prehispánico

Los indígenas de Mesoamérica, como casi todos los habitantes prehispánicos del resto del continente, compartían la creencia de la existencia de una entidad anímica en el cuerpo que daba identidad y conciencia al ser humano y que lo abandonaba al morir para ir a una existencia ultraterrena.

​ Los aztecas identificaban dicha sustancia inmortal con el «teyolía», radicado en el corazón, mientras que para los mayas tal esencia recibía el nombre del «ol».

​ Dicha conciencia pervivía en el lugar de los muertos en donde seguía requiriendo alimento, reconocimiento y algunas otras ayudas espirituales que podían ser otorgadas por los vivos para permitirles continuar su existencia inmortal.

Lo anterior generó el desarrollo de un culto a los ancestros bastante difundido en Mesoamérica.​

El registro arqueológico de los pueblos mesoaméricanos da testimonio de que en los ritos funerarios de estas civilizaciones era bastante común dejar en la sepultura objetos de uso cotidiano, herramientas del oficio del difunto, joyería, ropas, alimentos, piedras semipreciosas, entre otras cosas para ayudar al difunto en su travesía y estancia en el otro mundo.

En el cristianismo la muerte realmente NO existe, es una transcision donde el alma deja el cuerpo y se regresa a su origen, pero no esta representada por algún icono o símbolo alguno en los orígenes del nacimiento de esta religión a nivel mundial

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